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Es Administrador de Empresas y un soñador que cada semana, por lo menos, tiene una nueva idea de negocio que promete, y piensa que con cada emprendimiento sin duda va a ‘taparse en plata’ pero, dado que nunca se atreve a lanzarse solo, busca socios para sus ideas y, por confiado, por siempre pensar bien, o termina tumbado, o perdiendo su corta inversión.
Muchos de los negocios que se ha inventado, hoy en día tienen éxito pero Eduardo ya no es parte de ellos. Lulú, la amiga de Valentina, se enamoró de él en uno de tantos sueños de empresa en los que lo conoció. Se casaron y sin esperarlo rápidamente fueron padres.
El bebé, Aurelio, nació hace un año. Alquilaron un apartamento más grande para vivir con el nuevo integrante de la familia - el apartamento de Valentina- y no habían pasado cuatro meses cuando decidieron separarse.
Tal vez la inmadurez de parte y parte tuvo algo que ver, pero por qué no, influyó el desespero de Lulú al verlo fracasar una y otra vez, al verlo confiar tanto, o no podemos descartar que existió algo de dolor en Eduardo por la falta de apoyo de su mujer, en fin, razones que no lo son tanto, pero que terminaron con la pareja a pesar que el apuesto hombre todavía la ama.