Capítulo 63 | El infierno de Sebastián
Un niño de dos años y medio de edad murió el pasado 17 de abril en el sur de Bogotá, víctima de múltiples golpes en diferentes partes de su cuerpo, los principales sospechosos son su madre y su padrastro.
Sebastian Daniel Payares nació fruto de la relación entre Luis Manuel Payares y Luz Neida Agudelo, la pareja se conoció hacia el año 2009 en Bogotá, por medio de las hermanas de Luis.
La pareja vivió algunos años con la mamá de Luis, allí empezaron a formar una familia, primero llegó Manuel, después Liceth y por último Sebastián.
La relación entre Luis y Luz completó siete años, pero el desgaste y los problemas empezaron a hacer de las suyas, “yo llegaba de trabajar y ella dormida y los niños descuidados”, asegura Luis. En el año 2016 se separaron.
El primero de noviembre del año 2017 Luis decidió solicitar la custodia de los tres niños y en el Bienestar Familiar explicó que Luz Neida, la mamá, no estaba cuidando bien a los menores. Después de una lucha incansable en octubre de 2018 ganó la custodia de sus dos hermanos mayores, Manuel y Liceth.
En febrero de este año Luis comenzó a notar que el niño tenía golpes en las piernas, pero ella le contestaba que era porque se caía jugando.
Pero los moretones en las piernas pasaron a un segundo plano cuando se empezaron a notar golpes más graves, como un morado en su oreja, una manito quemada, y unos hematomas alrededor de sus ojos.
El 11 de abril el menor ingresó a la clínica Cafam con un cuadro de salud muy grave, tenía múltiples lesiones en su cuerpo. Luis armó un escándalo en el lugar y exigió que alertaran a las autoridades sobre este nuevo episodio y después de mucho esperar logró que una psicóloga de la entidad lo atendiera.
El 17 de abril recibió una llamada que lo dejó sin aliento, la hermana de Luz Neida se comunicó con él para decirle que Sebastián había fallecido.
Según las autoridades, Luz Neida Agudelo, la mamá, y Julián Garcia, el padrastro, son los principales sospechosos de la muerte del menor.
Los dos podrían enfrentar penas que van desde los 30 a los 40 años de cárcel y como no aceptaron cargos tendrán que demostrar en juicio que el menor no murió por los múltiples golpes que presuntamente recibió por parte de ellos.