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Es el portero del edificio Vargas, parece que tuviera más edad de la que la cédula indica, seguramente el cabello blanco, la baja estatura, el bigote grueso, los ojos claros y las arrugas de su rostro colaboran para dar esa impresión.
Es un hombre respetuoso. Es desconfiado, serio, y orgulloso de su labor. Cumple con su oficio como lo manda la ley, claro, hasta que el sueño le hace zancadilla. Conoce a la gente de la zona y las empleadas del servicio son sus confidentes, por eso vive al tanto de todo lo que sucede en los apartamentos y en el sector.