Contracrónica: Luis Díaz, el prisionero de Azkabán

Hacer de la magia algo real: la habilidad de Luiz Díaz, el prisionero de Azkabán

Luis Díaz con la Selección Colombia

Luis Díaz con la Selección Colombia // Foto: AFP

Describe la novela que Luis Díaz cada vez que se enfunda la camiseta número 7 del Liverpool se asemeja a Harry Potter cuando viste los colores de Gryffindor para un partido de Quidditch. Anfield y la misma Premier League son su Hogwarts y cada vez que emprende carrera pareciera encima de la escoba mágica en busca de la snitch dorada.

Díaz ha demostrado ser un jugador de élite. Sus piruetas cada vez que emprende carrera por la banda izquierda solo las consigue un mago de alto calibre y conjuros poderosos; su forma de resolver e improvisar es del hechicero elegido. Tiene el ‘alohamora’ para abrir las cerraduras de las defensas rivales; el ‘bubble-head charm’, que le permite tener ese oxígeno extra a la hora de embalar con el balón o el ‘confundo’, con el que engaña a sus oponentes amagándoles a salir por un lado y burlarlos por el puesto.

Sin embargo, ese sensacional mago se ha visto sometido a la prisión de Azkaban cuando viste la 7 de la Selección Colombia. Como si sobre él cayera el hechizo ‘imperio’, limitándole toda posibilidad de explotar su talento, magia y brillo.


  
En Quito, unas de cal y otras de arena

Sin lugar a dudas, de Díaz siempre se va a esperar momentos de inspiración. Que pueda divertirse con la pelota, como cuando lo hacía a pie pela’o cuando era un niño. La realidad es que se ha visto perdiendo sus poderes, su magia y ese ‘Lucho’ de la era Carlos Queiroz no se ha encontrado bajo el mandato de Néstor Lorenzo en todo su esplendor.

Contra Ecuador era un arma letal para Colombia en el contragolpe. Su velocidad podía generar problemas y con su botín derecho podría emitir el hechizo ‘reducto’ y romper esa defensa férrea que planteó el técnico rival. Sin embargo, los dementores rivales lo custodiaron a doble y triple marca, bloqueándolo de forma seria y dejándolo en esa prisión de Azkaban.

En el primer tiempo se le vio relegado en la banda izquierda, sin rebeldía y chocando con la maléfica barrera que dispuso el equipo rival. Su único momento de rebeldía llegó cuando el mago mayor de Colombia, James Rodríguez, le filtró un balón sutil y bien dirigido para que Díaz anotara. Sin embargo, cayó el fuera de lugar.

En la parte complementaria llegó el momento en el que su varita mágica volvió a proyectar sus mejores encantamientos. Ni los dementores ecuatorianos pudieron con su poder y la capa de invisibilidad pareció portarla para ponerlos en ridículo y dejar a Jhon Arias de cara al gol, terminando la acción en un penal. Díaz fue el encargado de cobrarlo, pero sus demonios aparecieron y lanzó un manso remate que fue atajado.

A Díaz lo mata la ansiedad de mostrar el nivel de Liverpool y ese mal está en su cabeza como Lord Voldemort en la de Harry Potter, drenando su magia, desgastándolo y llevándolo a una desesperación con la Selección Colombia nunca antes vista. 
Quizá esa ansiedad la identificó y por eso prefirió quitarle responsabilidades. “Lo primero que hicimos fue decirle que no se debe poner al equipo al hombro ni que la responsabilidad del equipo pesa sobre él. La gente espera que haga cuatro goles por partido y eso no es normal. No queremos que sea el salvador tampoco. Yo noto que si él no hace dos goles jugó mal, y no es así”.

Se vienen los partidos contra Brasil y Paraguay en noviembre y solo se espera que Luis Díaz rompa las cadenas de ser prisionero de Azkaban y pueda lanzar su expecto patronum y le dé los seis puntos a Colombia, que lo acerquen al Mundial del 2026.

Escrito por: Felipe Villamizar

18 Oct 2023 11:51Por: canalrcn.com

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