El Chavo del 8 | Jugando a la escuelita
Los niños de la vecindad harán muchos estragos jugando a la escuelita.
En el patio de la vecindad, los niños están jugando a “la escuelita”. La profesora era la Chilindrina y sus alumnos eran El Chavo y Quico. Ella les daba lecciones de matemáticas con diferentes suposiciones, pero los chicos no demostraban mucha destreza en el tema.
La Chilindrina les dijo a sus “alumnos” que se retiraría por un momento. Quico le dijo a El Chavo que pintara a la Chilindrina en el “pizarrón” (la ventana de la casa de Don Ramón) mientras ella no estaba.
Don Ramón abrió la ventana y El Chavo con la tiza le rayó la cara pensando que era el tablero.
El señor Barriga llegó a cobrar la renta, entró a la casa de Don Ramón esperando que el hombre buscara el dinero para pagarle y se sentó en la ventana. La Chilindrina volvió en ese momento y le rayó el saco.
Don Ramón mandó a los niños a lavar la ventana y el saco del señor Barriga, este casi en lágrimas les pidió que dejaran su saco como estaba y que mejor lo llevaría a la tintorería.
Mientras los niños limpiaban las ventanas, el señor Barriga, en la casa de Don Ramón, se hacía cargo de su saco, pues temía que fueran a dañarlo.
Don Ramón se asomó en la ventana para ver cómo iba la limpieza. El Chavo, sin darse cuenta, llenó la cara del hombre de jabón. Este hombre, quien trató de no enojarse, le pidió al niño proseguir con la labor encomendada.
Cuando Don Ramón cerró la ventana, el señor Barriga le reclamó, pues pensó que él solo estaba jugando. El dueño de la vecindad tomó su saco y se encaminó a casa para terminar de planchar su suéter.
Como el señor barriga salió muy afanado, no se dio cuenta de que en el piso había una esponja llena de jabón, se resbaló y cayó dentro del barril de El Chavo.