El Chavo del 8 | Capítulos | La venta de churros
Doña Florinda está pasando por un mala situación económica y Don Ramón no ha conseguido empleo, por lo que juntos emprenden un negocio de churros.
El chavo y la Chilindrina están peleando por un triciclo en el patio, Don Ramón entra y la niña le pide dinero para comprar calcetines porque están rotos, él le dice que los remiende porque no tiene dinero.
Don Ramón está muy molesto porque no encontró el trabajo esperado, mientras Doña Florinda le pide a Quico que le compre tres pesos de pan. El niño se asombra y le dice que son pocos panes. Ella manifiesta que deben ahorrar mientras llega el dinero de la pensión.
Al salir se encuentra con la Chilindrina y con el chavo, ella le pide que jueguen a los “volados”. Enredan al niño y logran quedarse con las monedas que Doña Florinda le había dado para hacer el mandado.
La hija de ‘Don Ramón’ y el chavo se compran paletas con las monedas que le quitaron a su amigo, la niña al ver a Quico aburrido porque no puede llevarle el pan a su madre, decide darle una de las paletas. Don Ramón sale de su casa y les pregunta que de dónde sacaron dinero para comprar los dulces, mientras Doña Florinda llega al lugar y le pregunta al niño por los panes.
Doña Florinda está pasando por un mala situación económica y Don Ramón no ha conseguido empleo, así que le propone que emprendan un negocio de venta de churros. No llegan a ningún acuerdo y ella decide darle una cachetada.
Quico vuelve con la harina para hacer los churros y el chavo decide ir con él para ayudarlo a prepararlos. El chavo parte una taza de vidrio y Doña Florinda le pide que se marche.
La Chilindrina manda al chavo a preguntar en nombre de su papá, si ya están listos los churros, pero Quico les dice que no. Ellos siguen insistiendo en saber si ya están listos y Doña Florinda se molesta.
Esta vez Don Ramón llega a la casa de su vecina para mostrarle una mesa para colocar los churros, pero ella se enfada al creer que viene de nuevo a preguntar y le pone una taza con harina en la cabeza.
El profesor Jirafales llega unas horas después y aprovecha para ser el primero en probar los churros de Doña Florinda, el problema es que el Chavo aprovecha pequeñas distracciones del profesor para quitarle los churros y comérselos.
La Chilindrina decide jugar con Quico en el patio y tanto su papá como el chavo le piden que les pase la ropa que está en el tendedero, ella se equivoca y a cada uno le da el traje del otro. Ellos salen vestidos con el atuendo equivocado y todo es confusión y risas.
Don Ramón empieza su trabajo como vendedor de churros con un uniforme que Doña Florinda le da, a pesar de que no le gustó debió ponérselo, pues es una orden de su nueva jefa.