El Chavo del 8 | Los globos de la vecindad
Quico y la Chilindrina, con globos de diferentes colores y tamaños, presumen quién podrá tener los mejores.
Don Ramón está reparando un bombillo del patio de la vecindad, pues El Chavo, jugando con la escoba, lo rompió.
Después de terminar, vio a su hija tirada en el suelo haciendo unos recortes, se acercó y se dio cuenta de que se trataba de fotos suyas. Emocionado le preguntó a qué se debía esto y la Chilindrina le respondió que esas fotografías eran para una tarea acerca de la desnutrición.
Quico salió de su casa con un globo, se acercó a la Chilindrina para presumirlo, ella se dio cuenta de la intención de Quico y lo asustó para que lo soltara y perdiera su globo.
La Chilindrina le pidió a El Chavo que bajara el globo, pues cuando Quico lo soltó, quedó atascado en el tejado de la vecindad. Don Ramón sin saber cuál era la razón de su hija al querer ese globo, la ayudó a bajarlo y Doña Florinda lo vio y le dio una cachetada.
El señor Barriga llegó a la vecindad a cobrar la renta como de costumbre. Primero fue a la casa de Don Ramón, este recibió al propietario de la vecindad, pues esta vez sí tuvo dinero para pagarle ya que tiene empleo.
Don Ramón le regaló otro globo a la Chilindrina, Quico se acercó para presumirle que el suyo era más grande y mejor, en medio de la disputa de los niños, se acercó El Chavo y sin querer le rompió la bomba a la Chilindrina.
Don Ramón le dio más dinero a su hija para que comprara más globos, Quico le pidió las tijeras al Chavo para reventar el suyo y que su madre le diera más dinero. Efectivamente Doña Florinda le dio más dinero a su hijo, pero le dio una cachetada a Don Ramón pensando que él fue quien le rompió el globo a Quico.
Cuando Quico y la Chilindrina volvieron a la vecindad con varios globos cada uno, mientras presumían sobre sus globos, el Chavo les reventaba los globos sin que ellos se dieran cuenta.