El Chavo del 8 | El ratón de Quico
Aunque en la vecindad están prohibidos los animales, Quico consigue una mascota y decide tenerla a escondidas.
Quico estaba llorando en la pared de la vecindad. Ñoño llegó y le preguntó qué le pasaba, pero él respondió de mala gana. Ñoño estaba comiendo unas galletas y Quico, muy enojado, se las lanzó al suelo.
Ñoño se puso a llorar, cuando el Chavo lo vio le preguntó y este, al igual que Quico, le respondió feo.
El Chavo se marchó, pues estaba cazando lagartijas. Quico entró a la vecindad con un aspecto muy sospechoso, pues en una bolsa traía un pequeño ratón. En la vecindad el señor Barriga había prohibido los animales, por lo que Quico tenía en secreto a su mascota.
Doña Clotilde regresó de hacer unas compras y cuando vio a Quico le pidió que le entregara un mandado que le hizo Doña Florinda. La bolsa que le entregó la señora era igual a la del ratón.
En el otro patio estaba Ñoño con el Chavo, el primero no quería compartir de sus galletas con su amigo. En ese momento llegó Quico y le ofreció al Chavo galletas. Este solo le quería hacer una broma, pero cuando al Chavo metió su mano a la bolsa, encontró azúcar.
Doña Florinda le reclamó a Doña Clotilde por el ratón que encontró en lugar de azúcar, ella le dijo que jamás se prestaría para ese tipo de chistes, que le preguntara a su hijo de dónde había salido el animal.
Quico de nuevo quiso hacerle el chiste de las galletas y el ratón al Chavo. El segundo se quedó con el ratón y se lo mostró a Don Ramón. El hombre tomó una actitud nerviosa y le pidió que le consiguiera queso para echarle veneno y matarlo.
Doña Clotilde escuchó y le dio de inmediato queso al Chavo para que se lo llevara a Don Ramón.
¿Qué pasará con el nuevo integrante de la vecindad? Descúbrelo en este capítulo.