El Chavo del 8 | Llenos de harina
Quico tiene una importante reunión, por lo que debe procurar que su traje de marinero no se ensucie.
La Chilindrina estaba jugando a la comidita con lodo en la vecindad. Luego se percató de que El Chavo estaba cerca, por lo que lo invitó a jugar con ella, pero este no quiso.
El Chavo consideró que el juego de la Chilindrina es solo de mujeres, además, él estaba jugando a los carritos. Ante el rechazo, la niña quiso hacerle una maldad a su amigo, pero lo único que consiguió con esto fue que él le tirara lodo para alejarla.
Ella para no ser ensuciada esquivo el ataque de El Chavo, y este resultó tirándole el lodo a Don Ramón.
Cuando Quico salió al patio de la vecindad, la Chilindrina intentó invitarlo a jugar con ella, pero también se negó con el argumento de que tenía una fiesta, por lo que no podía ensuciarse.
La Chilindrina no se daría por vencida, así que luego intentó, nuevamente, que El Chavo jugara con ella, pero esta vez con harina que tenía en su casa para hacer sus famosos pastelitos.
El Chavo fue claro en decirle que prefería jugar con Quico, pero este no lo dejó diciéndole lo mismo que le dijo a la Chilindrina: que no podía ensuciarse porque tenía que asistir a una fiesta muy importante.
A El Chavo no le gustó esta respuesta, por lo que de inmediato persiguió a Quico para pegarle, en medio de esta persecución, quien recibió el golpe fue el señor Barriga. Cuando este se recuperó, siguió su camino para ir a cobrarle la renta a Don Ramón.
La Chilindrina salió con un tarro lleno de harina de su casa y se acercó a El Chavo para proponerle que ensuciaran a Quico.
El Chavo accedió, pues le molestaba la actitud que tenía Quico. Se pararon afuera de la casa de Quico para que cuando este saliera le tirarán harina encima. Aunque intentaron varias veces, no lo lograron.