Capítulo 12 – Parte 4 – Jesús se pronuncia ante los hombres de la ley | Jesús
Helena aboga ante su madre para que Pilatos no asesine a Tadeo.
Poncio envía a sus hombres en la búsqueda de Tadeo, ya que se rumora que quiere casarse con su hija y él no lo puede permitir ya que es judío y ciego, cosas que no encajan con el futuro que quiere para su pequeña.
La esposa de Antipás sigue muy enojada por el rechazo de Juan en su celda cuando ella fue a ofrecerle placeres que jamás soñó. ‘El Bautista’ le dijo que ella le repugna y que nunca caería en la tentación. Así que ahora ella está determinada en lograr que su esposo lo acabe.
Jesús cuenta la parábola del hijo que pide su parte de la herencia para hacer su vida, y que luego vuelve derrotado para pedir perdón por sus acciones egoístas, mostrando que el corazón de su padre era tan grande para recibirlo matando al mejor cerdo para hacerlo sentir bienvenido.
Helena le cuenta a su madre que está enamorada de Tadeo a pesar de ser ciego y judío. Las dos, entre lágrimas, elaboran un plan para que Poncio detenga la orden de ejecutarlo y evitar de este modo que lo castigue por el crimen de amarla.
Pilatos culpa a Claudia de la actitud de Helena y le asegura que su hija no sabe lo que quiere, que la mejor solución a su romance con Tadeo es que la case con alguien que él escoja. Poncio le aseguró a su esposa que impediría el asesinato del ciego.
Mientras tanto, Tadeo por fin llega a la fuente en la que Jesús le dijo que se lavara el barro. Con mucho asombro descubre que su fe era verdadera y que el milagro se hizo realidad y pudo recuperar la vista.
Por otra parte, Caifás llega a increpar a Jesús en la plaza en la que compartía las enseñanzas de Dios, preguntándole con qué autoridad podía hacer ese tipo de actos públicos y dar enseñanzas de esa índole, por lo que El Mesías lo cuestiona acerca de ‘El Bautista’.