Capítulo 34 - Parte 3 - Jesús afirma que morirá, pero al tercer día resucitará | Jesús
Jesús les revela a sus discípulos que morirá en manos de los romanos, pero al tercer día resucitará.
Judas interroga a Jesús sobre la fecha en que irá a Jerusalén, él le responde que será pronto, para la fiesta del tabernáculo. Los discípulos le hacen ver que esa decisión es peligrosa porque Caifás le podría hacer daño.
El Maestro responde: “Yo debo ir, es necesario que yo sufra en las manos de los principales sacerdotes, escribas y ancianos. Ellos me matarán, pero resucitaré al tercer día”.
Ellos replican: “No dejaremos que lo maltraten y mucho menos que lo maten. No permitiremos que eso suceda, Señor. ¿Qué va a hacer de nosotros si eso sucede, Maestro?”
Él ignora las palabras de sus discípulos y pide continuar el camino.
Pedro enfurecido y tentado por Satanás, le grita a Jesús que no puede entregarse a quien le quiere hacer daño.
El hijo de Dios le responde: “Sal de mi vista Satanás. Tú solo sirves para hacer escándalo, ¿no comprendes? ¿Por qué no comprendes las cosas que son de Dios, solamente las cosas que son de los hombres?”.
Añadió, “si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue en su espalda su cruz y sígame, porque quien quiera salvar su vida la perderá, y quien pierda la vida por amor a mí va a hallarla”.
“¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde el alma?, ¿qué puede dar una persona a cambio de su propia alma? El hijo del hombre vendrá en la gloria de su padre con sus ángeles y retribuirá a cada uno conforme a sus obras, y en verdad les digo a ustedes que algunos de los que aquí están no morirán hasta que vean al hijo del hombre en su reino”.
Jesús le pide a Pedro que lo acompañe al igual que a los hermanos Santiago y Juan. Juntos se dirigen hacia el monte Tabor.
Por otra parte, Salomé tiene un encuentro amoroso a escondidas con el soldado Longino. Él le confiesa un gran secreto que ha guardado por muchos años, y es que es judío en vez de romano. En el pasado falsificó su ciudadanía romana para enlistarse en el ejército y no seguir pasando hambre.
El hombre le propone que renunciaría a todo y daría a conocer su origen, pues cree que no siendo romano no habría ningún obstáculo para que se puedan casar.