Capítulo 36 | Parte 3 - Discípulos se cuestionan por qué no lograron liberar al poseído
Los discípulos no fueron capaces de liberar al poseído, posiblemente porque han dejado de tener fe en Dios.
Judas le confiesa a Magdalena que se siente frustrado por no haber podido curar al muchacho, pues estaba seguro que podía lograrlo. El hombre le coquetea, pero esta huye con el argumento de que la comida se va a enfriar si siguen esperando.
Mientras tanto Temina habla con Barrabás y le cuenta que ya sabe que él se quedó con una parte del corbán. La mujer tiene intenciones de aliarse con él, así que le dice que su padre murió luchando por la justicia del pueblo y que ahora necesita aliados a su lado.
La sierva le dice a Barrabás que hará lo que él quiera a cambio de protección y algunas monedas, él le ordena quemar los registros de las deudas de los judíos que están dentro del palacio, porque al quemar dichos documentos estará salvando a cientos de judíos de la opresión romana y de la injusticia, según el hombre.
Por otra parte, en el salón de Poncio Pilatos son presentados los competidores por ciudades que participarán en la lucha de vigas. Susana charla agarrada de manos con el centurión Petronio y Lázaro decepcionado observa la escena y se retira.
En reunión los discípulos aún se cuestionan por qué no pudieron liberar a aquel joven poseído. Entonces Judas le pregunta a Jesús al respecto y él responde: “Por la incredulidad que hay en ustedes”.
Además, añade: “Si tienen fe, aunque sea del tamaño de un grano de mostaza, pueden decirle a una montaña muévete de aquí para allá y la montaña lo hará. Nada será imposible si realmente creen, pero esta clase de demonios no se expulsan sino con la oración y el ayuno”.
Helena planea seguir los pasos de Salomé. Escapará del Palacio para buscar a Tadeo y Déborah le insiste en que piense bien las cosas antes de seguir adelante.
Un babilonio trae a un esclavo para que participe en la competencia de vigas. Poncio pide que lo mantengan encerrado en la celda y que sea alimentado con comida del palacio. Estado allí una de las siervas del gobernador se compadece de él y de su estado de salud, y le dice que Jesús podría curarlo.