Jesús | Capítulo 88 | Poncio Pilato siente compasión por Jesús
Luego de ser azotado por la guardia romana, Jesús vuelve ante Pilato y sin ningún reparo, todos piden que sea crucificado.
María ve con ojos llenos de tristeza cómo el pueblo pide a gritos la crucifixión de Jesús, y es que, luego de latigarlo con sevicia, la guardia romana sufre un llamado de atención de Petronio quien les grita que la orden no fue matar al hombre.
El diablo a su vez se le aparece al hijo de Dios y le dice que no cumpla la voluntad del padre, pero el espíritu santo le da fuerza al mesías para soportar.
Poncio al ver a la multitud enardecida, no tiene otro remedio que aceptar que crucifiquen al hombre, no sin antes lavarse las manos aludiendo que no ve pecado alguno en él, esto a su vez desconsuela a su hija Helena quien llora por la injusticia que están cometido.
La guardia romana le entrega la cruz a Jesús como a Gestas y a Dimas, los dos ladrones, así empieza el calvario de los tres hombres quienes son latigados de nuevo camino a su lugar de sacrificio.
Los apóstoles junto a las mujeres, llenos de melancolía, recuerdan las palabras de Jesús en donde ya les había advertido su muerte, pero se dan cuenta que allí el maestro también habló de resurrección, por ello se alegran y sienten muchas dudas respecto de dónde volverá a verlo para cumplir así su promesa.
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