Capítulo 36 | Parte 4 - Judas y Tomás hacen las paces
La diferencia surgió cuando Tomás se embriagó e intentó agredir a Judas por haberle dicho que dejara de beber.
María le confiesa a su hijo Jesús que a pesar de sus temores de madre no puede dejar de sentir una felicidad inmensa por estar a su lado oyendo sus palabras. Le deja claro que pase lo que pase va a hacer todo lo necesario para no flaquear y cumplir con la voluntad de Dios.
En medio de la reunión de los discípulos con Jesús, Judas y Tomás dejan sus diferencias a un lado y animados por Felipe, deciden hacer las paces.
Judith en complicidad con Libona tratan de embriagar a Caifás para que le sea más fácil a su esposa la tarea de seducirlo. El hombre se da cuenta de las particulares intenciones de su mujer y prefiere irse a descansar.
Adela interroga a Barrabás sobre hasta cuándo estará hospedado en su casa, pues a su hija le preocupa que él la involucre en sus actos de violencia. La mujer se siente respaldada por Barrabás y finalmente acepta que se quede más tiempo allí.
Jesús se reúne con sus discípulos en el prado y les da una importante noticia que cambiará sus vidas: “Pongan atención a lo que va a suceder, el hijo del hombre está a punto de ser entregado a las manos de los hombres. Ellos van a matarlo, pero al tercer día él resucitará”.
La sierva le revela a Claudia, esposa de Poncio Pilato, que aquel gladiador que trajo el babilonio al palacio no es un monstruo sino un hombre enfermo que no sabe luchar y que teme morir en la competencia. Le pide que haga algo al respecto.
Al llegar a Cafarnaúm los hombres encargados de cobrar los impuestos le preguntan a Pedro si el Maestro no paga el impuesto del templo. Él responde que sí lo hará, que recibirá su dracma y el de Jesús.
Jesús cuestiona a Simón Pedro sobre a quien exige los reyes de la tierra los impuestos y tributos, ¿a sus hijos o a sus extraños?
Él responde que a los extraños.
“Entonces sus hijos están exentos, pero para no escandalizarnos ve al mar y lanza un anzuelo, abre la boca del primer pez que pesques y encontrarás una moneda de plata. Entrégasela a los cobradores de impuestos. Por mí y por ti”, dice el hijo de Dios.
