La rosa de Guadalupe | Capítulo 500 | Sueños rotos
Arcelia es una joven víctima de sus recuerdos más oscuros y lidia con el miedo hacia su tío, quien esconde un horrible secreto.
Arcelia no puede conciliar el sueño en las noches, pues tiene una horripilante pesadilla que la hace despertar entre sudores fríos, por consiguiente, su mejor amiga le aconseja ir a visitar un experto al presenciar sus reflejos involuntarios ante la presencia de un hombre.
No obstante, la pandemia se lo impide, asimismo su madre, Dorotea, es portadora del tan temido virus y debe estar en confinamiento durante algunos días, así que le pide el favor a su hermano, Alfredo, de resguardar a la joven.
Arcelia aborrece la idea de convivir con él, pero accede ante la insistencia de su madre. Ella no soporta estar junto a su familiar, mientras que Alfredo tiene comportamientos extraños hacia ella, además nota una actitud rara en sus primitas.
Al ver las pertenencias del hombre sus recuerdos estallan y es consciente que sus sueños son en realidad memorias del pasado reprimidas. Arcelia recuerda exactamente toda la escena tenebrosa cuando Alfredo se sobrepasó con ella.
La adolescente lo acusa de inmediato, corre a los brazos de su progenitora y le explica detalle por detalle. Dorotea no puede asimilar el atroz hecho, pero decide apoyar a su hija y confronta a su pariente.
Sus sobrinas le confiesan que ellas padecen la misma situación, por tal motivo Dorotea enloquece en contra de Alfredo y no duda ni un momento en denunciarlo.
La policía arresta al tío, pero sus hijas aún necesitan tiempo para sanar semejante herida y Arcelia finalmente puede dormir tranquila.
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