La rosa de Guadalupe | Capítulo 738 | Un error por desesperación
Daniela pagará el haber instrumentalizado a su hijo por dinero y pasará 12 años en espera de una señal de vida de su pequeño.
Daniela, luego de dar a luz a su pequeño, se debe enfrentar la vida sin el apoyo de alguien, pues sus padres la sacaron de su casa al quedar embarazada y el padre del bebé, se desentendió por completo, dejando a la joven, completamente sola.
La madre y su hijo se ven obligados a vivir en una pensión y a dedicarse a trabajar en semáforo para conseguir algo de dinero, pero no es suficiente, y las deudas empiezan a ahogar a Daniela.
Carmelita, la dueña de la pensión donde vive la joven, y que además se encarga de mantener libre de policías las cuadras cercanas a la pensión para que sus habitantes puedan trabajar, convence a Daniela de usar a su bebé como una fuente de ingreso más, dándoselo a otra mujer para que pueda conseguir más dinero por tener a un bebé.
Todo cambia cuando la policía descubre la red de explotación que Carmelita manejaba, por lo que escapa junto al bebé d Daniela, dejándola sin su pequeño hijo. Doce años después, y ya con su nueva familia, Daniela sigue extrañando a su pequeño cada día.
Toño, un joven que intentó robar a Daniela para conseguir dinero, es atrapado por la amabilidad de la mujer, pues a pesar del desacuerdo de su esposo, busca la manera de ayudar a Toño, quien le recuerda constantemente a su hijo.
El joven vive en compañía de su hermana y “Mamá Brenda”, una mujer que los acogió cuando, aparentemente, fueron despreciados por sus familias, pero que tiene un muy mal estado de salud, y su vida depende de lo que los pequeños logren conseguir.
Una ida al hospital de Mamá Brenda devela su identidad ante Daniela, quien se entera de la verdad: Toño es su hijo. Daniela tiene piedad por la mujer y acepta no denunciarla, a cambio de que le cuente la verdad a Toño y prometa dejar de usar a los niños para conseguir dinero fácil.
Toño junto con su hermana son recibidos en el hogar de Daniela y su esposo, convirtiéndose en sus hijos y recuperando el tiempo perdido.
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