La rosa de Guadalupe | Capítulo 812 | Moneda de cambio
Con el miedo de perder su hogar por una deuda, Prudencio usará a su hija como una forma de saldar cuentas con Gumaro.
El gran problema de apuestas de Prudencio, padre de Rosita y esposo de Isabella, ha llevado a un gran problema económico a su familia con Gumaro, uno de los amigos de Prudencio y a quien le deben varios miles de pesos por culpa del juego.
El paso de los días, además de darle mucha presión a Prudencio para conseguir el dinero y saldar su deuda, impacienta a Gumaro, quien además lidia con su esposa Bernarda, una mujer controladora y que no está dispuesta a dar su brazo a torcer, algo que incluso ha hecho que se quede sin empleada del servicio en su hogar.
Gumaro le da un ultimátum a Prudencio y ante la posibilidad de perder su hogar, presiona a su hija Rosita para que acceda a convertirse en la nueva empleada de Gumaro y Bernarda, todo a escondidas de Isabella, quien no se encuentra en casa.
Al volver Isabella, Prudencio le miente del paradero de Rosita, culpando a la joven de escaparse con su novio, evitando ser descubierto en el engaño. Rosita, por su parte, sufre malos tratos de Bernarda, quien la humilla constantemente y no la trata correctamente, además de retenerla durante tiempo indefinido.
A pesar del intento de Isabella, para sacarle información a su esposo y acudir a las autoridades sobre Rosita, solo recibe excusas y respuestas flojas, aumentando la preocupación de la pequeña.
Sin embargo, y gracias al testimonio del novio de Rosita, Isabella y las autoridades logran ubicar a la joven en casa de Gumaro y su esposa, momento antes de que el hombre la ataque y la condene a un terrible destino.
Al ser parte de lo sucedido con Rosita, Prudencio termina pagando por sus actos al igual que Gumaro y Bernardo, pues siempre vieron a Rosita como una manera de pagar una absurda deuda.
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