El trayecto de las ánimas benditas se transforma en una travesía oscura y tenebrosa
En la primera parte se aprecia la cara amena de estas creencias, pero al adentrarse más a fondo se denota su lado más oscuro.
El crecimiento de las disímiles creencias ha generado que múltiples vendedores ambulantes ronden las afueras del cementerio, con el fin de entregar las herramientas fundamentales para cumplir estos ritos.
Las velas, las novenas o flores son las principales ofrendas, sin embargo, no todos tienen el mismo significado y el deseo a cumplir dictará cuál objeto se ha de utilizar.
En el interior del recorrido se puede apreciar el rincón o el caracol de las almas olvidadas. Dos lugares marcados por señales o códigos que denotan las profundidades del cementerio y es ahí donde las pretensiones más impuras florecen.
Los más alejados a la religión buscan en este sitio el auxilio de un sinfín de entidades, con el objetivo de saciar sus intereses o generar el mal ajeno, no obstante, el costo a pagar es demasiado alto, pues la persona que incumpla lo pactado sufrirá un castigo de alto calibre.
Asimismo, en las partes aledañas de la necrópolis se encuentran las consideradas brujas, quienes hacen cualquier tipo de encargo por un precio razonable y ofrecen los instrumentos para sus homenajes.
El Cementerio Central presencia la creación de diferentes tradiciones, el reconocimiento a múltiples tumbas y nuevos devotos que desean postrar sus esperanzas ya sea en el cielo, el infierno o en el purgatorio.