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Toño, -como lo conocen todos- está seguro que ese papel protector al género femenino lo debe ejercer él, así como años atrás vio que su padre, un antioqueño de pura cepa, lo ejerció en su familia.
Padre de dos hijos, permisivo, es bastante cariñoso con ellos, poco exigente y a veces, quizás por eso mismo, autoritario. Aunque trata de disimularlo, o quizás no es consciente del todo, Toño trata más laxamente a su hijo que a su hija. El machismo permea esa relación con sus hijos también.
Su machismo lo camufla con pequeñas acciones que parecen ser aisladas, pero que en su conjunto son actos donde se deja ver el pensamiento de superioridad del hombre sobre la mujer del cual Toño está seguro.
Sobre esa base de superioridad Toño construyó su matrimonio con su amada Verónica, y la verdad las cosas le salieron bien.
Como él siempre ganó más dinero que su mujer y tuvo una voz dominante en la relación las cosas se le dieron. Pero todo cambia cuando Toño se queda sin trabajo -es chef- y su mujer es la que empieza a llevar lo del sustento al hogar.