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Mauricio tiene la vida que quería, diseña ropa interior femenina, gana dinero por ello, tiene su propia empresa, quizás la más importante del país en ese sentido, ha salido con las mujeres más bellas de este planeta.
Es lo más parecido a un hombre feliz. Aunque hay una pequeña grieta en su mundo perfecto: Miranda, una mujer con la que tiene una especie de relación de amigos con derechos, se ha enamorado, quiere casarse y tener hijos muy pronto.
Mauricio no está preparado aún para tener hijos y comprometerse con la conformación de una familia.
Un día aparece en su puerta María, una aventura de una noche de nueve años atrás, acompañada de Isabel, una simpática niña de, justamente 8 años a quien María presenta como hija de Mauricio.
El hombre no tiene tiempo de reaccionar y hacerse a la idea pues mientras lleva a la niña a su estudio para dejarla jugando Play Station, María se va. Mauricio, pese a hacer más de un esfuerzo por “deshacerse” del problema que implica la niña, rápidamente comprende que no le queda de otra que cuidarla.