Perdona nuestros pecados | Capítulo 30 | El precio de la obsesión
Elena no está dispuesta a una vida sin Gerardo, y aunque él decida irse, ella estará dispuesta a todo para mantenerlo a su lado.
Andrés llega a Santa Ramona y, gracias a la carta de Elsa, es bien recibido por los trabajadores y cuidadores de esta, comenzando con la búsqueda de pistas sobre la tumba de Eva.
Elsa escucha una conversación entre su madre y Don Héctor y la relación que nunca pudo ser, juzgando a su madre sobre sus comportamientos y decisiones, lo que crea una nueva brecha entre ellas.
Decidió en darle fin a su matrimonio, Gerardo se irá del hogar de la familia Quiroga para finalmente estar con Antonia y estar con una mujer que de verdad lo ama, más no se obsesiona con él, tal como Elena lo está.
Mientras más distantes se vuelve Natalia gracias a su trabajo, Bruno comienza a pasar más tiempo con Meche, tanto dentro del trabajo, como en largas llamadas hasta la madrugada, encendiendo el fuego de sus corazones.
Ángela nuevamente se meterá en la relación de su hija con Horacio, siendo un obstáculo para que el hombre pueda pasar tiempo con su bebé y la relación con Aurora, empeore.
Gracias a Nora y al sepulturero del pueblo, Andrés se entera de que la última persona que tuvo a Eva y la vio fue Armando, y que, gracias a sus órdenes, nadie en la hacienda tiene permitido hablar del tema, además, descubriendo que su hija no está en el cementerio como Armando le dijo a su hija.
Gerardo intenta darse otra oportunidad con Antonia, y aunque Armando le advierte meterlo preso por ser cómplice de él y Ángela con lo ocurrido con Fuentes, ya ha tomado una decisión. Todo cambia debido a una llamada alarmante de Estela, quien encontró a su hija inconsciente y con una carta de despedida, debe ser llevada al hospital donde trabaja Gerardo.
En el lugar, y luego de muchos exámenes, se dan cuenta de que Elena no tomó la cantidad de pastillas pensadas, y que, en realidad, todo lo fingió para tener la atención de Gerardo, ganando su furia y su desprecio.
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