Rigo y Michelle vivirán un mágico momento, ¿o no?

En el corazón de la hermosa Antioquia, Rigo y Michelle estarán a punto de vivir un día que parecerá sacado de un cuento de hadas.

El destino los había unido en la capital, Medellín, después de que Rigo tomara la audaz decisión de viajar allí con sus entrenadores de ciclismo para una crucial reunión con Pedro Durango.

Los grandes sueños de Rigo

Aunque la decisión de Pedro Durango no sería sencilla, ya que su relación con el joven ciclista estaba marcada por desavenencias, persistiendo en su creencia de que Rigo no era una influencia positiva para su amada hija.

La tensión flotaba en el aire cuando el Urraeño llegó a Medellín, sin embargo, una luz de alegría brillaba en su horizonte, encarnada en Michelle, su amiga de la infancia y ahora compañera de aventuras.

Michelle se convirtió en su guía por las calles de Medellín, desvelándole los secretos de la ciudad que ama. Su recorrido incluyó un imperdible viaje en el metro de Medellín, un momento que, sin duda, sellaría su día con una pincelada de felicidad.

Rigo queriendo hacer sus sueños realidad

Mientras compartían risas y anécdotas, el mundo parecía detenerse, y en un instante de complicidad, Rigo y Michelle se dieron un beso. ¿Podría ser este el inicio de una historia de amor que trascendería los desafíos que se avecinaban?

Mientras Rigo saboreaba uno de los momentos más dulces de su vida, su familia estaba sumida en la amargura.

Como se había revelado en el capítulo anterior, Girlesa estaba en manos de un grupo delincuencial, y su destino pendía de un hilo, sujeto a la clemencia de aquellos hombres.

Por otro lado, Evaristo, el antagonista de la familia Urán, persistía en su misión de complicar sus vidas. Esta vez, su víctima sería Berenice, la tía de Rigo, y la sombra de la incertidumbre se cernía sobre la familia, aumentando la intriga y la tensión en esta apasionante trama.