¿Por qué no debes usar tus manos para jugar con tu gato? Esto dicen los expertos
Expertos hacen un llamado a no usar las manos para jugar con los felinos y explican por qué.
Aunque se han dado advertencias al respecto, muchas personas continúan realizando juegos bruscos con sus gatos haciendo uso de sus manos, provocándolos y generando rabia en ellos, especialmente si se trata de gatos jóvenes.
Según expertos, más del 22% de los gatos con problemas de agresividad tienen un perfil similar: han sido criados en compañía de personas, sin la presencia de otros gatos, y han jugado con las manos durante su etapa de crecimiento.
¿Por qué no debes usar tus manos para jugar con tu gato?
Durante la fase de aprendizaje que ocurre entre el primer y segundo mes de vida, los gatitos desarrollan el autocontrol y aprenden la intensidad de la mordida a través de los juegos con sus hermanos y su madre.
Por esta razón, es fundamental que los gatitos vivan con su familia gatuna hasta los 3 o 4 meses de edad, o en compañía de otros gatos que les enseñen estos límites y habilidades sociales adecuadas. En caso contrario, si los gatitos pasan ese periodo junto a personas, se corre el riesgo de que crezcan con carencias en su aprendizaje y socialización.
¿Cómo enseñarle a mi gato que morder las manos está mal?
En la etapa en la que los gatitos comienzan a morder y a relacionarse, es esencial proporcionarles un compañero felino para jugar. Además, cuando el gato muerda a los humanos, estos deben mantenerse inmóviles y emitir un grito de dolor para transmitirle al gato que ha causado daño.
Después de ello, deben retirarse de la interacción. De esta forma, el gatito aprenderá a morder con menos fuerza. Intentar reemplazar la mano por un juguete cuando el gato muerde no es efectivo, ya que no está aprendiendo los límites naturales de la mordida.
Cuando los gatos llegan a la edad adulta sin haber tenido un aprendizaje y una socialización adecuadas, presentan problemas de falta de autocontrol, dificultad para manejar el estrés y dificultad para relacionarse con otros gatos. Esto se traduce en mordidas fuertes, ataques repentinos y comunicación agresiva con los humanos.
Es importante no regañar, mover las manos frente al gato, decirle "NO", soplarle en la cara, golpearlo, apuntarle con el dedo, rociarle agua, invadir su espacio, tocarlo cuando no desea ser tocado, y cualquier otra acción que genere un efecto negativo desde la autoridad y el enfado.
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