Ana de Nadie: así fue la primera conversación entre Ana y Adelaida
Las bellas mujeres se encontraron en el hotel donde se está hospedando Horacio e intercambiaron algunas palabras.
Así fue la primera conversación entre Ana y Adelaida | Foto del Canal RCN
Tanto Ana (Paola Turbay) como Adelaida (Laura Archbold) tenían situaciones pendientes para tratar con el hombre que las une en Ana de Nadie: Horacio Valenzuela (Jorge Enrique Abello). Por el lado de la arquitecta, el asunto tenía que ver con el trabajo de Ximena y Úrsula, empleadas de toda la vida de la familia y quienes fueron despedidas por Horacio cuando él se enteró que la joven recepcionista fue la que reveló su infidelidad con Adelaida.
Ana no iba a permitir que las despidieran, así que fue a visitar a Horacio para dejarle claro que también son sus empleadas y que él no puede decidir sobre su casa, algo que le molestó bastante al dueño de ‘Hova’.
El segundo encuentro entre Ana y Adelaida sí tuvo palabras
Luego de tan fuerte discusión, en la que se podría decir que ganó Ana porque salió con las llaves de la casa de Horacio para sacarlo del todo, tuvo que encontrarse con la amante, con Adelaida en el ascensor, pues mientras ella iba saliendo, la otra mujer iba llegando.
Esta vez, Adelaida no salió huyendo como en su primer encuentro, sino que se atrevió a intercambiar algunas palabras con la exmujer de su novio, pues le trató de explicar que ella no es una quita maridos. Ana la detuvo y le dijo que no tenía por qué darle ninguna explicación.
“Tampoco necesito sus aclaraciones. Esas son las pastillas de la tensión de Horacio: una en la mañana, una en la noche. El número del doctor está en su celular” le dijo la arquitecta a la joven abogada.
Ana se libera de una vez por todas de Horacio y “se lo entrega” a Adelaida
Adelaida se extraña de que la mujer haya sido tan amable y le pregunta por qué le da las pastillas de su exesposo a lo que Ana responde, con tranquilidad, que Horacio ya no es un problema, algo que parece ser liberador para ella porque, cuando se monta en el ascensor, tiene una gran sonrisa de oreja a oreja.
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