La escena favorita de Jorge Enrique Abello en la novela Yo soy Betty, la fea
A 25 años del estreno de la recordada novela, el actor narró su experiencia durante, la que considera, su escena favorita.
El actor narró su experiencia durante su escena favorita. (Foto: Canal RCN)
La recordada historia de Fernando Gaitán, Yo soy Betty, la fea, además de ser un éxito entre generaciones y todo un patrimonio para la televisión colombiana, es motivo de orgullo para su elenco, incluyendo a Jorge E. Abello, el ambicioso Armando Mendoza en la novela. En esta oportunidad, el actor aprovechó el espacio de su canal de YouTube para contar cuál es su escena favorita de la novela.
La idiosincrasia colombiana y su léxico en Yo soy Betty, la fea
Jorge E. resalta el gran amor que le tiene a esta escena por varias razones, para empezar, los gratos recuerdos en donde tanto él, como el resto del elenco y equipo, debían aguantar las risas ante la icónica situación, además de las particulares términos y palabras, propios de esa época, que usaba el padre de Betty para hablar de los problemas mecánicos del automóvil.
Palabras como “Chancletear”, “sopear”, “chumacera”, etc., usadas en los talleres de aquella época, y que, por supuesto, resaltan la “colombianidad” del contexto y de la historia, son las estrellas durante este gran capítulo de la novela, pues toda gira en torno a la imposibilidad de Don Hermes para prender su ya conocido viejo vehículo, logrando que alguien como el impecable doctor Mendoza se vea implicado y termine “colaborando con la causa.”
Una figura paternal con gran importancia
Don Hermes Pinzón Solano, padre de Betty, además de ser un personaje muy amado gracias a sus ocurrencias y curiosas maneras de educar a su hija, es la otra esencia de esta icónica escena, pues según cuenta Jorge E. Abello, varias personas del elenco y el equipo técnico, lograron unir el fuerte carácter de Armado con el de Don Hermes, que es lo que a Betty le atrae.
La figura de un padre como Don Hermes, quien está basado en el papá de Fernando Gaitán, es una gran muestra de las ocurrencias que muchos latinoamericanos, en especial los colombianos, vivieron con sus familiares, además de hacerle notar al público que los gritos de Armando, eran los mismo que Betty recibía por parte de su papá.
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